Mujer y hombre ¿entrenos diferentes?

¿Se deben hacer diferentes ejercicios por el simple hecho de ser mujer o varón?


Cuando una mujer inicia un programa de fitness , encontramos un primer escollo con el trabajo de "musculación". En general muchas mujeres presentan ciertos reparos y precaución por algunas creencias y mitos erróneos, del tipo:

- No hacer "muchas pesas" porque no quiero ponerme "muy grande"

- No trabajar mucho las piernas porque se me ponen como las de un hombre

- No trabajar el pectoral porque he "oido" que se cae el pecho

En cambio, parece que tieneN algo más de aceptación programas de tonificación muscular en clases colectivas (body-pump, power-dumbell, TBC, GAP...). Es cierto que pueden ser más motivantes, pero ¿por qué hay más público femenino?

Aunque existen evidentes diferencias entre hombre y mujer a nivel de tamaño corporal (a nivel orgánico y de aparato locomotor), así como a nivel de la pelvis, que son algo más anchas en la mujer, en general la musculatura en ambos sexos tiene las mismas características fisiológicas y responde al entrenamiento de la misma manera (Jiménez, 2003).

A nivel más específico la fuerza de los miembros superiores de la mujer es inferior a la del hombre (Jiménez, 2003), mientras que a nivel del miembro inferior los niveles son algo más parejos.

Parece ser que la capacidad de hipertrofia (crecer en volumen muscular) del músculo femenino es menor que la del masculino, pudiendo estar dicha capacidad condicionada por una menor concentración de testosterona en sangre (Wells, 1985). Recordemos que los hombres tienen, en condiciones normales, una concentración de testosterona en sangre 10 veces mayor a la de la mujer. Este es un poderoso argumento para desmitificar un aumento de la masa muscular en mujeres, al menos de manera natural.

Aunque los valores de fuerza absoluta son mayores en hombres, los aumentos relativos, es decir, peso levantado dividido peso de músculo corporal (en %) pueden ser iguales o incluso mayores en mujeres (Jiménez, 2003). A este respecto es interesante destacar que diferentes investigaciones parecen demostrar que la estabilización y progresión de la fuerza en mujeres puede producirse entorno a los 3-5 meses y ser por tanto más rápida que la del hombre (Hakkinen, 1993).

Por consiguiente, se puede concluir que las mujeres presentan similares adaptaciones que los hombres al entrenamiento de la fuerza, en porcentaje con respecto a sus valores iniciales y por tanto no se debería diferenciar entre tipos de entrenamiento y/o ejercicios por razón de género.

Entendemos que el gusto mayoritario femenino por las clase colectivas y el masculino por la sala de musculación obedece más a factores psico-sociales que de género. Debemos procurar eliminar de una vez por todas el mito de femineidad en clases colectivas y de masculinidad en sala de musculación.Con ambos tipos de ejercicios podemos llegar a nuestros objetivos de salud y condición física por igual. Combinándolos evitaremos además desequilibrios musculares que conducen a lesiones.

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